El primer viaje con bebé

Queríamos hacer el primer viaje con bebé. Yo no sabía que los bebés de dos meses no pueden estar bajo el sol, ni meterse a la piscina, mucho menos al mar. Así que, este verano decidimos huir del calor de Madrid, un bebé no aguanta 32º C, el pobre suda, duerme poco y se pone irritable.

Buscamos un sitio  al norte de España, sabemos que es una zona no tan calurosa. Nos la jugamos y nos fuimos a Andorra en carretera, con un bebé de dos meses y seis horas de trayecto.

Viajar por primera vez con bebé me llenaba de nervios. Me daba miedo no saber controlar la situación nueva. Pero todo salió bien y lo disfrutamos. Aprendí 4 cosas de viajar con un bebé tan pequeño:

1. Maleta

Maleta con ropa para un mes de adulto es una maleta para tres días de bebé. Intentamos ir con lo menos posible pero los por si acaso con un bebé llenan el 80% de la maleta. Nunca se sabe cuántas veces se puede manchar de caca o mojar de pis un bebé de dos meses.

2. Viaje en coche

Eso de que se arrullan en el coche es un mito. Al menos nosotros no corremos con esa suerte. Tuvimos que hacer muchas paradas para alimentarlo, dormirlo y seguir. También tuvimos que aguantar el llanto, llevar al bebé en una sillita de coche es obligatorio y no había donde detenerse hasta encontrar una gasolinera, al escucharlo llorar se nos partía el corazón y el tímpano.

3. Adaptarse a los sitios

Hay que estar abiertos a cambiar pañales en cualquier lugar. No todos los baños tienen cambiador, ni tampoco en todos los sitios hay baños.

Tuvimos que cambiarle el pañal encima de la tapa de la taza del baño y en el asiento trasero del coche. 

4. Porteo, porteo y más porteo

El porteo es lo mejor. Para andar por la montaña o el campo en plan aventura lo mejor es la mochila de porteo o un fular. Nuestro baby se durmió todo el paseo y despertó cuando paramos en un restaurante a tomar algo. De regreso lo volvimos a poner ahí y durmió hasta llegar al hotel. 

5. Al ritmo del bebé

El ritmo de viajar cambia. Los horarios con un bebé cambian, nosotros despertábamos pronto para desayunar (8:30 am ya estábamos desayunando), lo cual nos permitía aprovechar el día. Por la tarde teníamos que regresar al hotel a las 4 o 5 de la tarde para dormir TODOS la siesta (cuando eres padre las siestas valen oro). Luego íbamos a cenar pronto porque entre 8 y 9 de la noche debíamos estar durmiendo al cachorro.

Un día se nos ocurrió salir a cenar a las 9pm y fue imposible, no nos bajamos del coche, al llegar, nuestro baby comenzó a llorar porque ya era su hora de dormir. Nos regresamos al hotel, en cuanto llegamos cayó dormido. Ese día no cenamos, y hubo otro día que nos pedimos un kebab para cenarlo en la habitación.

Así que, de momento, no nos podemos permitir hacer planes después de las nueve de la noche. Ya aprovecharemos el próximo viaje para intentarlo.

Vacacionar por primera vez con un bebé de dos meses fue agotador. Nos la pasamos muy bien, desconectamos y visitamos varios sitios. Pero el hecho de estar alerta todo el tiempo es cansado, uno está al pendiente de si ya se despertó, si necesita comer, cambio de pañal, si lo que tiene es cansancio y hay que volver al hotel, mirar que haga sus siestas correctamente. 

Con este nuevo ritmo de vida es normal que a las 10 pm, mientras la gente sin hijos se tomaba unas cervezas en el bar en sus vacaciones, nosotros ya teníamos las luces apagadas y los ojos cerrados.

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