4º Aniversario en España
Me he tomado un descanso muy largo del blog, casi un mes sin publicar. Pero es que después de enfermar de coronavirus quise despejarme de redes sociales y desconectar un poco. He estado un poco nostálgica, recordando el primer año en Madrid y en todas las cosas que han cambiado en mi vida los últimos años.
Precisamente ahora en octubre se cumplen cuatro años de mi llegada a España y quiero hacer un remember del primer año.
Conociendo la ciudad
Llegué con 29 años, el primer año en Madrid fue mi etapa de enamoramiento con esta ciudad (que sigo amando), todo era maravilloso y cada día me sorprendía, ahora que ha pasado el tiempo hay muchos detalles y sobre todo, sensaciones que me gustaría volver a vivir o que he olvidado. Era como ‘la primera impresión’ de cuando conoces a una persona, mis ojos se sorprendían de ver la Gran Vía o los colores de la ciudad. Recuerdo bien que me sentía poderosa, que podía comerme el mundo, había logrado el sueño de estudiar fuera de mi país y me sentía segura, si había alcanzado llegar hasta aquí, podría con todo.
Conociendo a la gente
Estaba emocionada por conocer gente y hacer nuevos amigos, definitivamente era más sociable que ahora, no sé qué me ha pasado. Solía llevarme bien con mis compañeros del Máster, me apuntaba a todos los planes, salía mucho por el centro, me encantaba pasear y hacer turismo. Conocí a un par de mexicanas bailarinas y comenzamos un proyecto de danza, tuve mi primer trabajo como azafata (edecán) y mi primera experiencia fallida realizando prácticas profesionales (todo me salió mal, estaba muy perdida).
Mi compañera de piso comenzó a convertirse en mi mejor amiga, llegar a casa y poder hablar con alguien de todo lo nuevo que estaba viviendo me hacía sentir como en familia. Con ella compartí cafés por las mañanas, vinos hasta la madrugada y muchas salidas para conocer Madrid, mi amiga estaba ahí para las risas y también para la nostalgia. Cuando llegas a una ciudad nueva es inevitable buscar esa sensación de calor familiar y contar con apoyo al finalizar el día.
Vida social vs estudio
Estaba soltera, en una nueva ciudad por descubrir, nuevas amistades, nuevo clima, nueva casa, nuevas maneras de hablar. Fue un año muy divertido. He de confesar que la vida social me atraía mucho más que estudiar el Máster, aunque mis clases me gustaban bastante. Al no estar actualizada en el mundo de la cultura en España (mi Máster lo hice en Gestión Cultural: en música, teatro y danza), me costó trabajo entender muchas cosas e involucrarme en las tareas en equipo, había compañeros que llevaban trabajando varios años en el área cultural y yo acababa de bajar de un avión, de dedicarme exclusivamente a bailar y dar clases de danza sin conocer el mecanismo de la cultura en otro país. Retomar el estudio fue complicado también, el segundo año mejoró bastante, me involucré más en mis estudios.
Mirando hacia atrás
Lo veo en retrospectiva y no sé si es la edad o las circunstancias, pero definitivamente, esa Jimena divertida y sociable del primer año en Madrid no es la misma de ahora. Por momentos echo de menos esa sensación de seguridad que tenía en aquel momento, a lo largo de estos cuatro años han pasado muchas cosas, sobre todo, las prioridades que tienes cuando decides establecerte como residente. No es lo mismo ser estudiante que organizar tu vida y el día a día en otro país, lo cual conlleva obstáculos, tropezones y mucho aprendizaje. Ahora me encuentro contenta pero sigo buscando mi sitio en Madrid, aún me gusta caminar por sus calles e intentar recordar esa sensación de la primera vez. Ya no lo hago tanto, pero disfruto de ir al centro y turistear, esta ciudad me encanta toda ella. Ahora conozco que tiene defectos, entiendo mejor la política, los problemas sociales, situaciones que no ves cuando vienes de turismo y sigo aprendiendo cada día.
Esta ciudad poco a poquito se ha convertido en mi hogar, acompañada de mi nueva familia: el galán Daniel y mi perro Yorch. Aquel primer año no me imaginaba para nada estar donde estoy ahora, viviendo en esta casa, con esta compañía. ¿Te has puesto a pensar cómo ha cambiado tu vida en los últimos cuatro años? ¿Te has sorprendido de estar donde te encuentras ahora?
A veces yo me pregunto ¿Cómo llegué hasta aquí? Pero de una manera bonita, positiva, sorprendida de mis cambios.
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