Vivir con roomies en el extranjero

Hoy quiero compartirte cómo fue vivir con roomies en el extranjero. Al llegar a Madrid compartí piso con dos chicas totalmente desconocidas. Fui muy afortunada porque me recogieron en el aeropuerto y me llevaron hasta mi nuevo hogar.

Si quieres saber ¿Cómo llegué a Madrid? Entra en este link para descubrir los pasos que seguí para venir.

Contacté con ellas por un amigo que ya había estado viviendo en Madrid y coincidió que al hablar con ellas, le comentaron que les faltaba una chica para poder alquilar un piso. Me lo dijo, me pasó sus contactos, hicimos el grupo de whatsapp. Sólo vi el piso por vídeo, inmediatamente me dieron confianza y les dije que sí. Firmé el contrato a distancia y pagué mi parte de la fianza. Yo llegaría un mes después así que ellas pagaron el primer mes completo y a mi llegada a Madrid ya me tocaría comenzar a pagar mi parte.

Ya había compartido piso anteriormente en México pero solo con chicos, ahora me tocaba vivir la experiencia de vivir con dos chicas españolas y en una nueva ciudad. En esta publicación hablaremos de algunas reglas básicas de convivencia para vivir con roomies en el extranjero.

Experiencias positivas de tener roomies en el extranjero

Intercambio de expresiones

Reglas de convivencia con roomies en el extranjero

Lo primero que hicimos al llegar al piso fue abrir unas cervezas para conocernos y compartir expresiones de cada cultura. Esa parte de aprender y reírse con las expresiones propias de cada nacionalidad es muy divertido.

Si se logran llevar bien serán tus guías de turista, te llevarán a los sitios de comida y bebida locales. Tener compañeros de piso  que conozcan la ciudad es una buena introducción a la vida social del lugar, serán tu primer contacto para no sentirte sol@.

Recuerdo que mi primer día en Madrid nos fuimos de botellón (básicamente beber cerveza en una plaza pública, que es obviamente ilegal) a la Plaza del Dos de Mayo que se encuentra en el barrio de Malasaña, el sitio estaba lleno de grupos de gente joven bebiendo cerveza y platicando. El ambiente era muy tranquilo, nadie se mete con nadie. Es sentarse en grupos y platicar. Luego tuvimos que correr porque llegó la policía. Esa fue mi introducción a la vida madrileña.

Todo estuvo muy bien los primeros días pero la convivencia diaria siempre se complica si no hay reglas desde el inicio. Y esto sucede siempre que compartes casa con alguien más en cualquier parte del mundo. Nos dimos cuenta que necesitábamos aclarar algunas cosas.

Nueva familia, nuevo hogar

Si logras tener una buena convivencia, tus roomies (compañeros de piso) se convertirán en tu nueva familia y serán las personas más especiales en la nueva ciudad, se clavarán en tu corazón. Yo me hice muy amiga de una de ellas, me levantaba el ánimo, le contaba mis nuevas experiencias en Madrid, me sentía muy acompañada por ella y fue quien me hizo sentir en casa. Ahora es como mi familia, como mi hermana menor.

Conocer nuevas costumbres y rutina

Una de mis compañeras de piso no perdonaba jamás la hora de la siesta. En España mucha gente acostumbra dormir después de comer, entre las cuatro y cinco de la tarde y no perdonan esa hora de sueño.

Por otro lado, con mis compañeras aprendí a cambiar mis horas de comida. Adaptarme a comer a las 14h y cenar a las 22h como suele hacerse aquí.

Y aprendí a utilizar el horno con frecuencia. Algo que me sorprendió al llegar es que mis compañeras utilizaban mucho el horno para calentar pan o pizza. En mi casa anterior en México el horno solo se utilizaba para guardar ollas.

Y así, poco a poco comencé a descubrir rutinas y costumbres que seguramente ellas aprendieron de pequeñas, que mantenían de adultas y que ahora me tocaba conocer.

Reglas básicas para vivir con roomies en el extranjero

Reglas de limpieza, orden en el refrigerador, fiestas y ruido

Nosotras implementamos un calendario de limpieza en el que nos dividimos las zonas comunes y cada semana rotaba. Por ejemplo: una semana me tocaba limpiar la cocina, la siguiente los pasillos y la sala y otra más el baño. Así cada una limpiaba una zona diferente cada semana.

La limpieza de las habitaciones ya era responsabilidad de cada una.

Al inicio funcionaba bien, luego me di cuenta que no siempre se respetaba este orden de limpieza. Había alguna semana que nadie limpiaba la zona que le correspondía. El tema limpieza siempre es el más complicado de respetar porque es algo que a casi nadie le gusta hacer.

En cuanto a la comida, cada una tenía una sección en el refrigerador, así era más fácil saber qué era de quien y no confundirnos ni agarrar la comida de alguien más.

Nunca fuimos de hacer fiestas y si se hacía alguna reunión, preguntábamos previamente si no había ningún problema con llevar invitados. Casi siempre nos integrábamos todas cuando había reunión o salíamos por nuestra cuenta a otro sitio.

Dividir entre objetos de uso común y la comida de cada un@

Por favor, nunca robes comida a tu compañero de piso ¡jamás! Es una regla básica de convivencia.

Por otro lado, nosotras dábamos 5€ a la semana para ahorrar cuando se terminaran cosas de uso común como papel de baño o detergente. Quien viera que se terminaba lo compraba con ese dinero y se regresaba el cambio al bote en el que recolectábamos las monedas. Esto funcionaba bien, aunque casi siempre eran las mismas personas las que terminaban comprando los objetos de uso común que se terminaban. Desde mi punto de vista este tema debería ser equitativo y rotativo también.

¿Mascotas o no mascotas?

El tema de llevar mascotas o no a casa nunca lo dejamos claro. Y un día una de mis compañeras de piso llegó con un cachorro que había adoptado. El cachorro pasaba solo mucho tiempo porque mi compañera trabajaba todo el día, el pobre perrito se quedaba encerrado en la habitación de mi roomie. (compañera de piso). Muchas veces lloraba durante horas mientras nadie se encontraba en el piso.

La casa apestaba a pipí y caca de cachorro. Era un poco un caos llegar a casa y encontrarte con pipí de perro en medio del pasillo.

Este tema hizo que las cosas comenzaran a ir muy tensas en el piso. Mi otra compañera y yo nos sentíamos incómodas con la presencia del perro, no era nuestra responsabilidad y tampoco teníamos el ánimo para cuidar de un cachorro que no era nuestro.

¿Se puede quedar el novio a dormir?

Aquí también éramos muy flexibles, algunos fines de semana llevábamos a nuestros chicos a que se quedaran el fin de semana. ¡Pero ojo! Si compartes piso, no permitas que el novio parezca un inquilino más. Es muy incómodo despertar en pijama y ver al novio haciéndose el desayuno en tu cocina. Me pasó alguna vez encontrarme al novio de la misma chica que llevó al perro. Así que un punto más para generar tensión.

Y aquí viene una confesión: cuando conocí al galán (futuro padre y actual pareja) se quedaba alguna vez en casa y la verdad, no dormíamos mucho… La tensión con mi compañera (la del perro) se hizo cada vez más incómoda. Se quejaba porque no la dejábamos dormir y tenía que levantarse siempre muy temprano.

Así que, como aprendizaje: respeten el sueño de sus compañeros de piso y no abusen llevando al novio a quedarse a dormir.

Visitas de fuera

Vivir con roomies en el extranjero

Otra cosa muy diferente es recibir alguna visita esporádica y ofrecerle el sofá para dormir algún día. Todos hemos pasado por algún momento en el que necesitamos quedarnos a dormir en casa de un amigo o amiga para ahorrarnos unos céntimos durante nuestro viaje al extranjero. Así que mientras estuviera de vacaciones o de visita unos días no teníamos ningún problema en que alguien se quedara a dormir en casa. Mis padres, por ejemplo, la primera vez que vinieron a visitarme se quedaron con nosotras. Ellos en mi habitación y yo en el salón (sala).

Yo pasaba más tiempo en casa porque no conocía a mucha gente y porque no tengo a mi familia en Madrid, así que me hice muy hogareña. Ellas, todo lo contrario, salían con su círculo de amigos de siempre o se iban varios días a visitar a su familia que se encontraba fuera de Madrid, además de tener una rutina tanto de estudio como de trabajo ya muy establecida. Por ese lado estaba bien porque nos dábamos espacio, no estábamos todas metidas en casa al mismo tiempo.

Con una de mis compañeras terminé un poco mal por el tema del perro y los novios. Nunca llegamos a tener confianza suficiente ni hicimos mucho por conocernos mejor. No creo que haya sido choque cultural, más bien fue choque de personalidades.

En resumen, las reglas de convivencia son internacionales pero si estás abierto a conocer nuevas culturas puede ser muy divertido compartir casa con personas de otras nacionalidades, yo coincidí con dos chicas españolas pero pude haber vivido con personas de otras partes del mundo. Abrir la mente para reconocer que existen personas con otras tradiciones, costumbres y hasta expresiones, es conocer nuevos lugares también.

Al año se nos terminó el contrato, cada una se buscó un nuevo sitio para vivir. Yo me fui a vivir con el galán. Pero ahí se quedó el recuerdo de mi primer año en Madrid, uno muy emotivo y bonito. Me encantó compartir piso con ellas, aprendí y crecí mucho. La mejor parte: gané a una amiga que ahora es como parte de mi familia.

Tip extra

Y como tip si estás pensando en vivir un tiempo en el extranjero y no sabes cómo comenzar la búsqueda de casa: contacta con conocidos de conocidos o amigos que sepas que han viajado a tu futuro destino para que te aconsejen de las zonas para buscar departamento, páginas web y quizá hasta conocen a alguien que está buscando también a una persona para compartir.

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1 comentario en “Vivir con roomies en el extranjero”

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